lunes, 30 de abril de 2012

Grito.

Siento unas ganas de gritar incontenibles, contenidas desde hace mucho. Son ganas de llorar de sol a sol, son ganas de gritar durante horas hasta desgañitarme, es dolor constante, no puedo contenerlo, mas lo hago. Me daño y sigo haciéndolo porque no puedo sucumbir, sé que no debo, pero no por eso deja de doler, no por eso dejan de pesar las ganas. Es como si un demonio dentro de mi me destrozara las entrañas a cuchilladas, es como si me quemaran desde dentro y yo no gritara. Es todo ese sufrimiento acumulado en un sólo sentimiento que me persigue y no lo consigo dejar atrás pese a correr y correr. Por las noches me atrapa, me envuelve en un áura triste y pesimista, intento dormir para perderlo y borrarlo de mi mente, pero no puedo. Paso horas en vela noche tras noche, y no es por  no querer, porque no es que no quiera, es que no puedo eliminarlo, está incrustado en lo más profundo de mi ser. Es duro intentar pelear para perder siempre, seguir intentándolo con el mismo resultado. Siento ganas de gritar que me pesan, que no me dejan avanzar  más, es como si hubiera llegado a mi límite y sólo fuera retrocediendo, es como si no contara ya más los días que me llevo vividos, sino los que me quedan para poder caer en el olvido y estar en paz conmigo mismo, pues no deja de ser sino una lucha propia, mi demonio y mi ángel, es como si lucharan mi odio y mis ganas de poder darte todo lo que tengo. Es salir a la calle y pensar que nada importa, es salir en la noche a pasear y querer perderte en la oscuridad que baña el lugar, difuminarte como hace lo oscuro con los primeros rayos de luz, desaparecer  como hace la luna cada mañana, diluírme como mis lágrimas, que chocan contra mi pecho. Es duro pero cierto, cada mañana es lo mismo, desearía ser un espejismo, ser una sombra incorpórea, ser y no ser al mismo tiempo, un objeto sin forma. Deseo no poder sentir nunca más, irme, sin dejar nada atrás.

1 comentario: